sábado, 24 de enero de 2015 - 1 comentarios

Duque de Rivas



De la ideología al lirismo del Duque de Rivas.
 
Rivas es uno de los máximos representantes del romanticismo español. Su poesía no es tan conocida como la de Espronceda, por ello, M. Torrón pretende rescatarla con su libro. Resulta también interesante el hecho de que, a principios del siglo XXI, solo destaquen los estudios de Boussagol y Peers. Estos, sin embargo, no hablan de la necesidad que hay hoy día de replantearse nuestro romanticismo.
El romanticismo reaccionó contra la hipocresía de la sociedad del XVIII (injusta, con su moral de apariencias y con su control ideológico de la literatura de masas como era el teatro). Así, el romanticismo muestra la tragedia del hombre en su lucha por la injusticia y por conseguir el amor verdadero e ideal. Por otro lado, el romanticismo opone lo popular y lo nacional, por eso defiende el uso del romance, la épica en verso, la épica en prosa, el drama histórico y el drama de pasiones y sentimientos. Rivas es un moderado que admira al pueblo y, por ello, escribe en romances.
El romanticismo fue una explosión de libertad individual frente a los reyes tiránicos y absolutistas del pasado, que abandonaban al pueblo a la miseria. Por tanto, el romanticismo es un intento de fortalecimiento del individualismo como forma de libertad frente a una sociedad agresiva.
Los románticos estaban representados en todo el mundo occidental por un activo grupo de jóvenes que se expresaban en la prensa y mediante publicaciones. Éstos jóvenes se definían por el sentido de la palabra liberalismo (que entendían como libertad, aspiración absoluta). El liberalismo de estos jóvenes intelectuales da lugar a la búsqueda de la LIBERTAD con mayúsculas, frente al poder de los reyes. Un ejemplo de esta revolución liberal es la Guerra de la independencia, una guerra protagonizada por auténticos liberales progresistas. Asimismo, M. Torrón opina que la denominación Guerra de la Independencia ha de ser eliminada, pues responde a un intento interesado que desea silenciar el pensamiento moderno y desarrollado. M. Torrón prefiere denominarla Guerra de 1808 y, a su vez, propone que enjuiciemos esta guerra salvaje de modo que la entendamos como un pueblo que se levanta con su pobreza y con armas frente al imperio más poderoso del mundo.
Conviene destacar también el hecho de que  Sebold afirme que el primer romántico español es Cadalso. M. Torrón discrepa en este sentido y destaca la figura de Quintana.
Todo esto, tiene relación con la obra de Rivas (sobre todo en la poética), pues va a estar influido por su experiencia en la guerra de 1808. Asimismo, en la obra literaria de Rivas se ve la evolución desde sus inicios juveniles prerrománticos durante la guerra de 1808 hasta el romanticismo pleno de su Don Álvaro.
Para comprender el romanticismo debemos ubicarnos en el centro de su núcleo de pensamiento, y este es el de la filosofía idealista y panteísta de Schelling y Fitche, o del socialismo utópico y republicano en el caso de Espronceda. En cuanto a su poesía, Rivas parece ajeno a cualquier huella de metafísica o filosofía de los románticos, asimismo, trata temas como el hedonismo propio de la tierra andaluza.
En Rivas siempre está presente la materia cívica y política. Así, el amor y el sentido ideológico se enlazan. Rivas no solo fue un enamorado, sino también un político y un cortesano.
Los Romances y Leyendas surgen de una visión nacionalista. Podemos decir que en la poesía de Rivas, prácticamente, no existe esa dimensión filosófica y metafísica, sin embargo, en su obra lírica, se da una reiterada y profunda nostalgia aristocrática de un tiempo pasado. Por tanto, Rivas sustituye en su poesía la profundidad metafísica por una personal añoranza del pasado aristocrático.

    Biografía de Rivas:
 
Nos vamos a basar en las biografías de Nicomedes Pastor Díaz, en las aportaciones de Boussagol y en las de M. Torrón principalmente.
Ángel de Saavedra, Córdoba (finales siglo XVIII). Estudió con los jesuitas, teniendo una formación muy católica. Comenzó su carrera militar en 1806. Durante su estancia como militar, Rivas está acompañado por su hermano y es gravemente herido cuando Napoleón toma la capital. Asimismo, ambos hermanos regresan a Córdoba y luego se retiran a Madrid.
De esta forma, es importante señalar que Rivas es uno de nuestros mejores “poeta soldado” de nuestra literatura (junto con Manrique, Garcilaso, Cervantes…)
Posteriormente, es herido de nuevo en la batalla de Chiclana. Delicado por su pecho herido, viaja a varios lugares y  pide ser retirado a Sevilla, donde acaba siendo nombrado coronel de caballería ligera. Boussagol afirma que esta etapa en Sevilla es decisiva para su producción poética.
Rivas publica varios títulos, como por ejemplo Ataúlfo y sus dos volúmenes de Poesías. En 1920 Rivas viaja por Europa para estudiar el ejército de otros países, donde conoció a otros hombres de letras.
Rivas vuelve a España y en 1824 comienza su exilio. Será uno de los miles de españoles que se exilian, dejando a España sumida en el oscurantismo cultural.
     Emigra protegido por Alcalá Galiano a Ceuta, Gibraltar, Londres, Italia, París…. En su exilio escribe obras como por ejemplo El sueño del proscrito, El moro, Florinda también se dedica a enseñar español, pintar, etc. Cuando muere Fernando Vi y decretan amnistía para los exiliados, Rivas vuelve a España. Con esta amnistía, España cobra vida y recupera a los mejores intelectuales y políticos que habían tenido que emigrar. Así, se defiende una nación joven e inteligente, en contra de la decadencia que había provocado la monarquía anterior.
      Rivas, cuando llega a España, tiene dificultades económicas y, por ello, entra en política. Asimismo, publica su obra Don Álvaro, que es todo un éxito en España y que marca el inicio de la revolución romántica.  Posteriormente, tiene que volver a emigrar por motivos ideológicos opuestos para retornar más tarde. En estos momentos de dificultades, da lo mejor de su literatura.  Otra vez de vuelta en España, vuelve a meterse en política, donde pasa por diversos puestos y lugares hasta que acaba siendo nombrado director de la Real academia. Tres años más tarde, muere rodeado de su familia en Cádiz (1860).
    Por último, hay que decir que estos sucesivos exilios dejaron una profunda huella en la actitud ideológica y literaria del poeta cordobés.

       El decurso de la crítica sobre la poesía y los Romances históricos de Rivas.

En primer lugar, hay que destacar la figura de Alcalá Galiano (que apenas se refiere a Rivas en sus memorias). Este autor, si bien es muy duro con otros autores, elogia a su amigo. Considera que sus primeras obras de teatro son flojas. Elogia su poesía, así como su obra El moro expósito. También afirma que Rivas tiene una gran capacidad para versificar y un gran dominio de la lengua. Lo califica como un “innovador” y afirma que su emigración le marcó profundamente.
Enrique Gil y Carrasco considera que las fuentes de Rivas están en Walter Scott. Por otra parte, critica que a veces la acción sea escasa y en plan monótono (El moro expósito). Asimismo, afirma que sus romances históricos están cargados de vivas y ricas descripciones, exquisitos conocimientos históricos, argumentos hábiles, con un metro rápido, conciso y cargado de energía.
Gustavo Adolfo Becquer publica “el Duque de Rivas”; un artículo de índole biográfica.
Por otra parte, Cueto califica a Rivas de “hombre de alma impresionante y viva”, también insiste en la influencia que este tiene de Frere, pues le inició en el romanticismo y desarrolló su genio. Estima que escribe poesía épica sin falsedad  y afirma que los Romances históricos de Rivas son poesía sencilla y majestuosa, aunque abusa de la hipérbole y le falta sobriedad.
Juan Valera hace un estudio pormenorizado de Rivas. Elogia al poeta joven y afirma que luego sus versos no sonaron tan bien. En su juventud, Rivas tomó lo mejor de la tradición romántica europea. Asimismo, Valera no estima que Frere influyese en Rivas. Sus mejores poemas son “A las estrellas” y “el faro de malta”. De sus obras, resalta especialmente El moro expósito y sus Romances históricos. Así, destaca también su simpatía, su arte de conversación y su optimismo.
Se publica una hermosa edición de Obras completas en la editorial Montaner y Simón.
Destaca también el artículo que publica Valle-Inclán titulado “Los últimos versos del Duque de Rivas”, donde se cuentan varias anécdotas de nuestro autor. Este artículo nos muestra que la formación de Valle-Inclán en sus raíces está muy ligada a la visión idealista de los románticos.
Blanco García analiza con valiosos juicios toda la literatura romántica española. Asimismo se ocupa del Duque de Rivas, al que presenta dentro del “triunfo del Romanticismo” e indica que la obra de Rivas está próxima a la de Quintana. Sin embargo, no coincide con nosotros en que la obra El moro expósito está sobrevalorada.  Blanco García admira los Romances históricos y se detiene con la obra Don Álvaro, tratando el tema del destino.
Cipiano Rivas Cherif, autor republicano y progresista, hace una admirable edición de Rivas. Contiene un estudio preliminar muy breve, y añade unas notas históricas al texto que son de sumo interés.
Destaca la afirmación de Azorín, quien considera que la obra literaria de Rivas era propia de un pintor.
Manuel Azaña, escribió un texto (poco leído y citado) sobre Rivas. Apunta la visión extremadamente conservadora del Duque, donde afirma que el Duque era conservador, enemigo del general y adicto a la reina Cristina. Este texto destaca por su hermosa prosa.
García Mercadal posee un valioso trabajo que no es sino un auténtico ensayo en el que se adelanta el romanticismo hasta la época de Rousseau. Muestra un conocimiento del romanticismo que no tenían otros críticos de la época.
Jorge Campos publica la edición más completa que se había editado hasta el momento sobre el Duque. Campos hizo un trabajo interesante, aunque con erratas a veces importantes (versos excluidos, puntuación errónea, ortografía, etc.).
Ricardo Navas Ruíz publica un clásico e importante libro titulado El romanticismo español, donde destacó como temas de la poesía de Rivas el amor, el paisaje, la patria, Córdoba, el destierro, etc. Y también los elementos fantásticos de las leyendas. Contiene, también, una útil bibliografía.
Juan Luis Alborg resume las tesis de Boussagol, Peers y Azorín. Afirma de la existencia en su obra de un romanticismo anterior al influjo europeo en los años de su emigración. Lamentablemente, Alborg no gusta de su poesía, aunque afirma que la mejor la escribe en el destierro. Alborg distingue tres épocas en Rivas: su romanticismo inicial, el romanticismo completo y el romanticismo triunfante. Se olvida de su última etapa como diplomático en el exilio napolitano.
El profesor Flitter ha estudiado con detenimiento y perspicacia la dirección conservadora del romanticismo español. Destaca su visión sobre el Don Álvaro y sobre El moro expósito.
Posteriormente, destacan la Historia de la literatura española, de García de la Concha, los tres poemas inéditos que Antoni Lluc atribuye a Rivas, el artículo sobre los Romances históricos de Manuel Ramos y la Antología Lírica del Duque de Pedro Ruíz Pérez.
En 2007 M. Torrón publicó su obra Doña blanca de Castilla, tragedia inédita del Duque de Rivas, Asimismo, este mismo autor, publica en 2009 su compilación de ensayos El universo literario del Duque de Rivas.

    Dos Grandes clásicos de la obra de Rivas: Peers y Boussagol.
 
A Peers le debemos dos importantes libros sobre Rivas. Peers completará estos dos libros con una extensa historia sobre el romanticismo español en dos volúmenes, que contiene una completa labor de documentación. Peers afirma que nuestro romanticismo fue breve y ecléctico, sin embargo nuestro romanticismo fue menos ecléctico y más innovador y revolucionario de lo que Peers piensa. Este autor incide en la influencia de Frere en el Duque durante su exilio (a quien le dedica El moro expósito). También afirma que Rivas no gustaba de sus poemas de juventud, sin embargo, Peers afirma que en estos poemas están presentes algunas de las características de su madurez.
También afirma que Rivas ejerce una fuerte influencia en la crítica posterior y, siguiendo a Azorín, entiende que Rivas es un pintor que escribe poesía. En su estudio, Peers añade una importante biografía digna de tener en cuenta. Peers considera que la poesía anterior a su emigración es artificial y que, tanto su vida como su obra cambian con el exilio, en cuanto a los Romances históricos,  señala que lo que caracteriza al romanticismo español es su vuelta al pasado y el uso del verso romance. Destaca el patriotismo y la religión de estos versos. Asimismo, afirma que Rivas posee cierta debilidad en la construcción de la trama (cosa que no es cierta).
Boussagol recoge muy ampliamente la biografía de Rivas, para después relacionarla con su obra. Esto es un acierto de Boussagol, ya que en el ámbito subjetivo se desenvuelve la creación de los mejores poetas románticos. Boussagol menciona las fuentes e influencias sobre su obra. Este autor establece diversas relaciones entre las poesías del Duque. En cuanto a ideas estéticas, Boussagol señala que Rivas no destaca por ellas y resalta que el espíritu de Rivas es esencialmente narrativo, resalta también su nacionalismo literario y su exquisita sensibilidad artística. En su obra, Rivas haría repeticiones y monotonía. Por ejemplo, los temas del amor y la naturaleza son un leitmotiv.
En definitiva, Boussagol destaca la multiplicidad de estilos en cada etapa, con un vocabulario básico y descriptivo, con una versificación apacible y serena. Pero Boussagol parece admirar a Rivas en la primera parte de su estudio, para atacarlo en la segunda
Si los comparamos, Boussagol es más profundo y racionalista, Peers es más racional y descriptivo. En Boussagol lo importante es el análisis y en Peers la documentación, por lo que ambos textos se complementan de este modo. 

      Las poesías de Rivas:
 
Rivas es un gran poeta, quizás la poesía es lo mejor de su obra. En ellas, Rivas canta la evocación de un tiempo ido. Su poesía carece de metáforas y símbolos. Cuenta a la manera de los romances heroicos y los cantares de gesta pero con una escenografía netamente romántica. Busca contar una historia en verso, donde se describen escenas llenas de colores, sonidos y ambientes. Por todo esto, estamos en desacuerdo con la concepción que tiene Clarín sobre el Duque, pues este, bajo una aparente sencillez de expresión aborda temas importantes y trascendentes.
Rivas le da una especial importancia al metro romance, pues va asociado a la defensa de la nación española. Por esto, el metro romance es un símbolo del patriotismo del Duque. De esta forma, sus romances son diferentes de los tradicionales y muy lejanos del barroquismo.
En la poesía de Rivas hay un profundo sentimiento de emoción cósmica, también (y a diferencia de cualquier otro romántico español) posee un cierto aire del romanticismo inglés (por ejemplo, El paso honroso, donde el tema del amor aparece opuesto al destino).
Parece ser que la poesía de los comienzos del Duque influyó en la de Espronceda. Asimismo, el lector puede ya encontrar un espíritu protorromántico en su romance “Con once heridas mortales”. Rivas era ya romántico sin saberlo, como lo era también la España de la guerra de 1808.
En los primeros poemas del Duque se suele cantar a los ojos de la mujer amada, también es muy temprana en él la aparición del tema del destino (poemas de la guerra de 1808). Otros temas de la poesía de Rivas son la tormenta romántica, el dolor provocado por el amor (donde hay que destacar la figura de Olimpia, que parece no ser una invención literaria), también canta sobre la plenitud del amor conseguido y el sufrimiento del enamorado. De esto deducimos que Rivas es tempranamente romántico en su amor idealista y apasionado. En su poesía posterior trata temas como el dolor del exilio, el  paso del tiempo y la brevedad de la vida, la injusticia de su expulsión cuando había vertido sangre por su patria (presente en “El desterrado”), el tema del amor romántico, el del destierro, los conflictos que vivió como militar y como político, el de la patria desagradecida a la que sin embargo no puede dejar de amar, el tema del destino es crucial en la obra de Rivas, tanto en su poesía como en su teatro.. Rivas canta al valor de los españoles, muestra cierto encanto en su evocación andaluza, trata el tema político y muestra su conciencia de decadencia del país.
Un leitmotiv importante en Rivas es el paso del tiempo, que le obsesiona desde sus primeros poemas
Rivas gusta de la estética de la nobleza y, también gusta de describir el temperamento de cada guerrero, admira la valentía y las virtudes humanas. Así, el romance se convierte en el metro más típico de la poesía de nuestro autor. Rivas también emplea la epístola, su uso nos muestra su lado más irónico y humano.
Destaca su netamente romántico poema “Florinda”, donde se versa sobre los amores de Florinda y Rodrigo. Sobresalen las descripciones de las batallas. Este poema podría haber influenciado a Espronceda en su obra El Pelayo y, a su vez, anticipa el mejor arte de Rivas: lirismo descriptivo, dramatismo de las escenas, el tema épico, el exotismo, etc.
Otro poema importante es “El faro de  Malta” que muestra su romanticismo pleno y maduro.
      En cuanto a la estética, no cabe duda de que el hecho de que Rivas fuera pintor, ha llevado a la crítica a considerar su obra como básicamente pictórica. Sin embargo, Rivas es un sembrador de ideas y sentimientos, con una “estética de la sencillez” admirable. Rivas es menos religioso y más pagano que Zorrilla (esto queda patente en su poema “Meditación”)
      Con todo esto, vemos que Rivas es una autor complejo y, por tanto, su obra no merece el silencio que le rodea. Por otro lado, hay en su obra una gran coherencia, que ofrece un resultado acabado, redondo. Esto contrasta con el fragmentarismo de Espronceda.
       Por último, es conveniente aclarar que no hemos de pensar en Rivas como un mero pintor de dibujos plásticos. Su poesía se caracteriza por poseer una gran profundidad, pero de un modo claro y transparente. Asimismo, es frecuente que editores y críticos de la obra de Rivas, no hayan reparado en la complejidad sintáctica de la obra de Rivas. Por otra parte, es importante señalar el hecho de que la obra de Rivas evoluciona a lo largo de su vida y refleja tanto los modos tempranamente protorrománticos  en su juventud de soldado hacia el camino hacia otra literatura irónica, realista, diferente del romanticismo. 

          Los Romances históricos

Son una verdadera obra maestra, tal vez lo mejor del Duque. Son textos ligeros, nada molestos, llenos de encanto y de fascinante poesía, mostrando en sus versos escenas muy plásticas. El estilo del Duque es a veces recargado en la pintura de  trajes y costumbres, este rasgo ya se encuentra en poemas como “Florinda”. Destaca el aspecto patriótico, así como el orgullo del pasado histórico español de la época del imperio. En los Romances históricos aparecen un conjunto de valores humanos que recorren a todos los personajes: nobleza, valentía, sentido del honor. Los Romances históricos destacan por sus sugerentes descripciones y por su modernidad en su concepto del arte. La descripción está muy presente en esta composición.
De hecho, podemos seguir una línea temática evolutiva en dichos Romances, que va desde la evocación legendaria de un país, con retazos patrióticos de la guerra de 1808 en Bailén, hasta los dos preciosos romances finales, verdaderamente líricos y dramáticos, llenos de hermosa y trágica poesía.
Lo característico del prólogo es que en él, Rivas defiende el metro tradicional que enlazaba con el sentir y el vivir del pueblo. También expresa su concepto de poesía: sencilla, sin artificio, fruto de la emoción. Está en contra de las reglas: destaca la poesía sencilla y no pomposa. El prólogo (con todos sus defectos) destaca por rescatar el metro romance, así como su sentido histórico frente a quienes  lo habían considerado propio de gente inculta o propio versada.
Una antigualla de Sevilla se inicia con la misteriosa muerte nocturna de un hombre en la calle, presenciada por una testigo. El rey don Pedro pide que se encuentre al asesino y se tortura a esta testigo, quien al final decide confesar que el asesino fue el propio rey, y este le perdona la vida. Representa la crueldad y la injusticia del rey Don Pedro.
El alcázar de Sevilla: muestra el amor de Rivas por Sevilla. Se retrata al rey cruel que manda matar a su hermano, quien acaba de conquistar al rey de Aragón.
El fracticidio: presenta a don Pedro vencido. Es una muestra de la perfecta estructura que caracteriza la obra de Rivas. Los franceses apoyan a su hermano Enrique. Aparece el sueño del rey perseguido por los fantasmas de los que mató. Enrique y Don Pedro pelean. Esta composición se caracteriza por tratar el tema de la caducidad del control político.
Recuerdos de un grande hombre: Aquí se muestra en contra de la plebe y la revolución. Es la historia de un luchador y un soñador (aparece el leitmotiv del destino). En este romance se relata la historia de Colón buscando en la corte de Isabel y Fernando fondos económicos para su aventura, el descubrimiento de América. Se indica que Venecia y Lisboa le habían negado su apoyo y que todos le tenían por un soñador alocado. Se recoge la pobreza de colón y cómo los muchachos le perseguían por las calles llamándole loco. Relata los seis años de la lucha de Colón en la corte española. El romance finaliza con el descubrimiento de América, justo en el momento en que se amotinaba la tripulación del barco. Lo característico de este romance son sus descripciones (batallas, torneos, paisajes…). Hay también una lección moral de ética humana laicista.
La buenaventura: Relata la historia de Hernando, un joven pobre enamorado de Elvira. El comendador rico es el preferido del padre de la dama y Hernando lo mata en duelo, debiendo huir a las indias. Se caracteriza por sus vivas descripciones de Sevilla. Finalmente descubrimos de Hernando es nada menos que Hernán Cortés.
Nota: El tema de la relación entre caballeros de Carlos V y Francisco I aparece en “Amor, honor y valor”,  en “La muerte de un caballero”, “Un castellano leal” y “La victoria de Pavía”.
La victoria de Pavía: En este poema recrea los nombres de los caballeros que intervienen en la batalla. Admira la valentía de los tercios españoles. También repasa los personajes secundarios de la batalla.
Un castellano leal: El conde de Benavente se ve obligado a alojar a Francisco I en su casa, y la quema después. En él Rivas describe los trajes de los personajes.
Una noche de Madrid: recrea la corte de Felipe II, quien corteja a la princesa, también lo hacen dos personas más (una de ellas, su secretario). El rey manda matarlos y su secretario huye. Aquí se nos muestra a Felipe II como modelo de tirano absolutista.
El conde de Villamediana: en este romance se muestra una bella descripción de un caballo.  El romance versa sobre la corte de Felipe IV, donde triunfa la gallardía de Villamediana, que ama a la reina. El rey lo manda matar por celos.
El cuento de un veterano: Fechado en Gibraltar. Aporta una visión laicista y no clerical de la iglesia. Es un texto muy hermoso y romántico, fascinante por su misterio. En Italia, una monja es seducida por Juan Enríquez de Lara, quien es envenenado por ella. La monja estaba vengando a una hermana, que el capitán sedujo y olvidó. Es quizás la historia más larga, trabajada, original e importante. En este romance se ve una visión desmitificada del personaje donjuanesco y contiene elementos que parecen presagiar el cine negro del siglo siguiente y las películas de Hitchcock. (Quizás el romance más importante de esta serie). El texto se publica sobre la misma época que El estudiante de Salamanca, sin embargo, no se sabe cuál es anterior, pero existen varias similitudes entre ambas obras. El texto de Espronceda tiene más intensidad dramática  y el de Rivas posee más encanto y misterio. Cada uno con su genialidad y personalidad propia.
Bailén: recrea la batalla ganada por los españoles a los franceses en la guerra de 1808. Así, se ve esta guerra de una manera romántica, donde el pueblo se revela contra el ejército más fuerte del mundo, al que vencieron con singular valentía.
Podemos ver que Rivas hace un repaso casi evolutivo de la historia de España, empezando desde sus orígenes medievales con la crueldad de don Pedro y terminando en la batalla de Bailén. En todos estos poemas, Rivas nos muestra bellas e interesantes descripciones y emociona con sus más trabajados temas: el del destino, el amor y su peculiar patriotismo.

   Las leyendas:

Zorrilla le dedicó a Rivas la leyenda La azucena silvestre  en 1845, y Rivas le correspondió con La azucena milagrosa (Nápoles, 1847), que se publicó en La España en 1851.
La azucena milagrosa es un texto de serena belleza. Es una obra maestra, seguramente la mejor de las Leyendas. Relata la historia de Nuño Garcerán, casado felizmente con Blanca de Agramunt en León, pero tiene que partir a Granada a luchar, dejando a su amada con su amigo Rodrigo. Al regresar, Rodrigo le dice que doña Blanca le es infiel, y Nuño contempla a un joven que la besa,  por lo que la mata. Sin embargo, luego comprueba que el muchacho era su hermano y que todo lo ideó Rodrigo por despecho ante la imposibilidad de conquistar a doña Blanca. El tema es muy querido a nuestro autor: la contraposición entre el amor y el destino como fuerzas opuestas que pueden destruir al personaje. El Duque mantiene el mundo lírico propio del romanticismo en estas leyendas tardías.  Así al final de la primera parte encontramos la romántica imagen adorada de la mujer... visión casi fantasmal y fantástica.
La segunda parte se inicia con un elogio de Rivas narrador. Hay unos curiosos paréntesis ideológicos en los que se pregunta por qué España no acude en defensa de sus colonias americanas. Luego retoma el tema de los romances históricos: Hernán Cortés que salió de Sevilla. Vemos así una gran coherencia estructural en la obra de Rivas, pues aquí se conecta con los romances. Hay en esta leyenda una gran riqueza al principio de la segunda parte, pero el Duque se nos muestra más medido, más intenso, moderno y barroco. Rivas hace un canto de soldado a la aventura americana, pero con sano orgullo. Hay una escena fantástica en la que a don Nuño le hablaba la calavera de Rodrigo, que confiesa su maldad de hace treinta y tres años, y le cuenta que fue muerto en duelo por don García, el hermano de doña Blanca. Y aquí está el tema fantasmagórico, al final de la segunda parte, tan querido por los románticos. La voz de ultratumba. Nuño se confiesa con un monje que resulta ser don García,  y que le insta a sufrir penitencia hasta que una flor le indique que es perdonado. Tras años de penitencia ve una cierva blanca que le guía hasta la capilla en la que se encuentra la tumba de Blanca, quien le pide que se una a ella. Aparece una hermosa azucena que le indica que ha sido perdonado. Así, a través de una perfecta armonía, se da una estructura de temas que remiten unos a otros como partes de un mismo universo.
Hace Rivas gala en esta primera leyenda de una gran maestría en los cambios de metro. Esta obra posee un aire fascinante, magnético y misterioso. Y se observan posibles huellas de algunos versos de Espronceda. Aunque las diferencias entre ellos se mantienen, sobre todo en el trato del tema religioso. En fin, La azucena milagrosa es una obra de la mejor y espléndida madurez del Duque, de un hermoso romanticismo pleno, con escenas impactantes y bellísimas, que nos ofrece una hermosa historia de amor con el contrapunto espiritual de la religión.
Maldonado es otra obra de su madurez, leyenda datada en Madrid en 1852. Se inicia con una soberbia descripción de la naturaleza en el mar. El almirante Pérez de Aldana peregrina a Montserrat para dar gracias a la Virgen que le ha salvado de morir en una tormenta en el mar. Un arrogante caballero francés, el Duque de Normandía, se empina sin respeto sobre su camilla y ambos se retan en duelo. Hay un diálogo de estilo dramático entre distintos personajes y un corrillo en una taberna que demuestran la gran expectación que se está creando entorno al duelo en París, al que todo el mudo asistirá. En el duelo vence el español, y el rey de Francia, para salvar a su súbdito, le hace una promesa a Aldana, pero no la cumple, de modo que este le arrebata el cetro (y con ello el honor) al rey, que tiene que consentir la ofensa. Aldana se lo devuelve y, por el comentario de los franceses ante el hecho ("c'est mal donné"), se le conoce como Maldonado.
En la parte quinta, ubicada en la taberna, se toma de manera diferente el ambiente de germanía, desde una perspectiva burlesca. Lo que Rivas refleja aquí es la visión fantástica del pueblo acerca de un duelo, que se convierte en asunto patriótico de competitividad entre España y Francia.  Esta parte también muestra la herencia del Quijote y sus ventas, así como de los esperpentos valleinclanescos.
La parte sexta contiene una impresionante descripción de la multitud, que nos muestra el gran arte del poeta para reflejar el movimiento de las escenas con una singular plasticidad, patente también en el duelo. Destaca la descripción de ropas y detalles de caballeros en el torneo. También se observa influencia de las novelas de Walter Scott.
Maldonado es así ejemplo del arte narrativo y descriptivo del Duque. La descripción de ambientes y personajes se adelanta al arte de la novela realista de la segunda mitad de siglo, pero utilizando el verso.
 El aniversario, basada en una antigua crónica de Badajoz, se escribe en Madrid en 1854. Es también un magnífico relato, con descripciones de gentes y ambientes insertos en una hermosa atmósfera de misterio, que se filtra entre versos, y nos evoca un mundo fantástico de poderosa capacidad de sugerencia.
Se ubica en Badajoz. Cuenta la pugna entre los linajes de los portugaleses y los extremeños bejaranos, solo calmada por la intervención del rey Sancho el Bravo. Se relatan los juegos populares como el toro. Hay una descripción de bailes y fiestas muy hermosa, en medio de un mágico ambiente nocturnal. Como en Romeo y Julieta, doña Leonor es una joven enamorada de un muchacho de la familia enemiga. Pero la familia de la joven la tiene destinada a otro pretendiente de los propios bejaranos. Los portugaleses raptan a la muchacha y matan al pretendiente, lo que desencadena una guerra y venganza. El día del aniversario de la conquista de la ciudad a los árabes por Alfonso VII, solo el sacerdote y un sacristán se encuentran en la catedral, pues los vecinos están empeñados en dicha guerra de familias. Entonces una turba de esqueletos de otro siglo acuden en fantástica multitud a la misa de aniversario que han olvidado los pacenses por sus rencillas. El sacerdote muere de la impresión.
El aniversario contiene una descripción de ambiente popular muy viva, aunque luego hace gala de antipopulismo. Gusta describir el lujo del ambiente aristocrático, pero al mismo tiempo disfruta de la vitalidad del pueblo, del que desconfía por su sentir antirrevolucionario. En esta breve e intensa leyenda el Duque parece querer despedirse de la literatura, recuperando los gustos y el estilo del arte de su juventud. Pero el desenlace deriva hacia un tema fantasmal, peculiarmente romántico, que incide directamente en las posteriores —y cercanas—  Leyendas de Bécquer. 


Resumen personal de algunos aspectos de: DIEGO MARTÍNEZ TORRÓN, EDICIÓN, ESTUDIO PRELIMINAR Y NOTAS DE LAS POESÍAS COMPLETAS. ÁNGEL SAAVEDRA, DUQUE DE RIVAS, Sevilla, Alfar, 2012, 626 págs.

Lectura recomendada. Puede adquirirlo en Casadellibro 

1 comentarios:

wailhabegger 3 de marzo de 2022, 13:21

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