De la ideología al lirismo del Duque de Rivas.
Rivas es uno de los máximos representantes del
romanticismo español. Su poesía no es tan conocida como la de Espronceda, por
ello, M. Torrón pretende rescatarla con su libro. Resulta también interesante
el hecho de que, a principios del siglo XXI, solo destaquen los estudios de
Boussagol y Peers. Estos, sin embargo, no hablan de la necesidad que hay hoy
día de replantearse nuestro romanticismo.
El romanticismo reaccionó contra la hipocresía de
la sociedad del XVIII (injusta, con su moral de apariencias y con su control
ideológico de la literatura de masas como era el teatro). Así, el romanticismo
muestra la tragedia del hombre en su lucha por la injusticia y por conseguir el
amor verdadero e ideal. Por otro lado, el romanticismo opone lo popular y lo
nacional, por eso defiende el uso del romance, la épica en verso, la épica en
prosa, el drama histórico y el drama de pasiones y sentimientos. Rivas es un moderado
que admira al pueblo y, por ello, escribe en romances.
El romanticismo fue una explosión de libertad
individual frente a los reyes tiránicos y absolutistas del pasado, que
abandonaban al pueblo a la miseria. Por tanto, el romanticismo es un intento de
fortalecimiento del individualismo como forma de libertad frente a una sociedad
agresiva.
Los románticos estaban representados en todo el
mundo occidental por un activo grupo de jóvenes que se expresaban en la prensa
y mediante publicaciones. Éstos jóvenes se definían por el sentido de la
palabra liberalismo (que entendían como libertad, aspiración absoluta). El
liberalismo de estos jóvenes intelectuales da lugar a la búsqueda de la
LIBERTAD con mayúsculas, frente al poder de los reyes. Un ejemplo de esta
revolución liberal es la Guerra de la independencia, una guerra protagonizada
por auténticos liberales progresistas. Asimismo, M. Torrón opina que la
denominación Guerra de la Independencia ha de ser eliminada, pues responde a un
intento interesado que desea silenciar el pensamiento moderno y desarrollado.
M. Torrón prefiere denominarla Guerra de
1808 y, a su vez, propone que enjuiciemos esta guerra salvaje de modo que
la entendamos como un pueblo que se levanta con su pobreza y con armas frente
al imperio más poderoso del mundo.
Conviene destacar también el hecho de que Sebold afirme que el primer romántico español
es Cadalso. M. Torrón discrepa en este sentido y destaca la figura de Quintana.
Todo esto, tiene relación con la obra de Rivas
(sobre todo en la poética), pues va a estar influido por su experiencia en la
guerra de 1808. Asimismo, en la obra literaria de Rivas se ve la evolución
desde sus inicios juveniles prerrománticos durante la guerra de 1808 hasta el
romanticismo pleno de su Don Álvaro.
Para comprender el romanticismo debemos ubicarnos
en el centro de su núcleo de pensamiento, y este es el de la filosofía idealista y panteísta de
Schelling y Fitche, o del socialismo utópico y republicano en el caso de
Espronceda. En cuanto a su poesía, Rivas parece ajeno a cualquier huella de
metafísica o filosofía de los románticos, asimismo, trata temas como el
hedonismo propio de la tierra andaluza.
En Rivas siempre está presente la materia cívica y
política. Así, el amor y el sentido ideológico se enlazan. Rivas no solo fue un
enamorado, sino también un político y un cortesano.
Los Romances
y Leyendas surgen de una visión
nacionalista. Podemos decir que en la poesía de Rivas, prácticamente, no existe
esa dimensión filosófica y metafísica, sin embargo, en su obra lírica, se da
una reiterada y profunda nostalgia aristocrática de un tiempo pasado. Por
tanto, Rivas sustituye en su poesía la profundidad metafísica por una personal
añoranza del pasado aristocrático.
Nos vamos a basar en las biografías de Nicomedes
Pastor Díaz, en las aportaciones de Boussagol y en las de M. Torrón
principalmente.
Ángel de Saavedra, Córdoba (finales siglo XVIII).
Estudió con los jesuitas, teniendo una formación muy católica. Comenzó su
carrera militar en 1806. Durante su estancia como militar, Rivas está
acompañado por su hermano y es gravemente herido cuando Napoleón toma la
capital. Asimismo, ambos hermanos regresan a Córdoba y luego se retiran a
Madrid.
De esta forma, es importante señalar que Rivas es
uno de nuestros mejores “poeta soldado” de nuestra literatura (junto con
Manrique, Garcilaso, Cervantes…)
Posteriormente, es herido de nuevo en la batalla
de Chiclana. Delicado por su pecho herido, viaja a varios lugares y pide ser retirado a Sevilla, donde acaba
siendo nombrado coronel de caballería ligera. Boussagol afirma que esta etapa
en Sevilla es decisiva para su producción poética.
Rivas publica varios títulos, como por ejemplo Ataúlfo y sus dos volúmenes de Poesías.
En 1920 Rivas viaja por Europa para estudiar el ejército de otros países, donde
conoció a otros hombres de letras.
Rivas vuelve a España y en 1824 comienza su
exilio. Será uno de los miles de españoles que se exilian, dejando a España
sumida en el oscurantismo cultural.
Emigra protegido por Alcalá Galiano a Ceuta,
Gibraltar, Londres, Italia, París…. En su exilio escribe obras como por ejemplo
El sueño del proscrito, El moro, Florinda
también se dedica a enseñar español, pintar, etc. Cuando muere Fernando Vi y
decretan amnistía para los exiliados, Rivas vuelve a España. Con esta amnistía,
España cobra vida y recupera a los mejores intelectuales y políticos que habían
tenido que emigrar. Así, se defiende una nación joven e inteligente, en contra
de la decadencia que había provocado la monarquía anterior.
Rivas, cuando llega a España, tiene dificultades
económicas y, por ello, entra en política. Asimismo, publica su obra Don
Álvaro, que es todo un éxito en España y que marca el inicio de la revolución
romántica. Posteriormente, tiene que
volver a emigrar por motivos ideológicos opuestos para retornar más tarde. En
estos momentos de dificultades, da lo mejor de su literatura. Otra vez de vuelta en España, vuelve a
meterse en política, donde pasa por diversos puestos y lugares hasta que acaba
siendo nombrado director de la Real academia. Tres años más tarde, muere
rodeado de su familia en Cádiz (1860).
Por último, hay que decir que estos sucesivos
exilios dejaron una profunda huella en la actitud ideológica y literaria del
poeta cordobés.
El decurso de la crítica sobre la poesía y los Romances históricos de Rivas.
En primer lugar, hay que destacar la figura de Alcalá Galiano (que apenas se refiere a
Rivas en sus memorias). Este autor, si bien es muy duro con otros autores,
elogia a su amigo. Considera que sus primeras obras de teatro son flojas.
Elogia su poesía, así como su obra El
moro expósito. También afirma que Rivas tiene una gran capacidad para
versificar y un gran dominio de la lengua. Lo califica como un “innovador” y
afirma que su emigración le marcó profundamente.
Enrique
Gil y Carrasco considera que las
fuentes de Rivas están en Walter
Scott. Por otra parte, critica que a veces la acción sea escasa y en
plan monótono (El moro expósito).
Asimismo, afirma que sus romances históricos están cargados de vivas y ricas
descripciones, exquisitos conocimientos históricos, argumentos hábiles, con un
metro rápido, conciso y cargado de energía.
Gustavo
Adolfo Becquer publica “el Duque
de Rivas”; un artículo de índole biográfica.
Por otra parte, Cueto califica a Rivas de “hombre de alma impresionante y viva”,
también insiste en la influencia que este tiene de Frere, pues le inició en el romanticismo y desarrolló su genio.
Estima que escribe poesía épica sin falsedad
y afirma que los Romances históricos de Rivas son poesía sencilla y
majestuosa, aunque abusa de la hipérbole y le falta sobriedad.
Juan
Valera hace un estudio
pormenorizado de Rivas. Elogia al poeta joven y afirma que luego sus versos no
sonaron tan bien. En su juventud, Rivas tomó lo mejor de la tradición romántica
europea. Asimismo, Valera no estima
que Frere influyese en Rivas. Sus
mejores poemas son “A las estrellas”
y “el faro de malta”. De sus obras,
resalta especialmente El moro expósito
y sus Romances históricos. Así,
destaca también su simpatía, su arte de conversación y su optimismo.
Se publica una hermosa edición de Obras completas en la editorial Montaner y Simón.
Destaca también el artículo que publica Valle-Inclán titulado “Los últimos
versos del Duque de Rivas”, donde se cuentan varias anécdotas de nuestro autor.
Este artículo nos muestra que la formación de Valle-Inclán en sus raíces está
muy ligada a la visión idealista de los románticos.
Blanco
García analiza con valiosos
juicios toda la literatura romántica española. Asimismo se ocupa del Duque de
Rivas, al que presenta dentro del “triunfo del Romanticismo” e indica que la
obra de Rivas está próxima a la de Quintana. Sin embargo, no coincide con
nosotros en que la obra El moro expósito
está sobrevalorada. Blanco García admira
los Romances históricos y se detiene con la obra Don Álvaro, tratando el tema del destino.
Cipiano
Rivas Cherif, autor republicano y
progresista, hace una admirable edición de Rivas. Contiene un estudio
preliminar muy breve, y añade unas notas históricas al texto que son de sumo
interés.
Destaca la afirmación de Azorín, quien considera que la obra literaria de Rivas era propia
de un pintor.
Manuel
Azaña, escribió un texto (poco
leído y citado) sobre Rivas. Apunta la visión extremadamente conservadora del
Duque, donde afirma que el Duque era conservador, enemigo del general y adicto
a la reina Cristina. Este texto destaca por su hermosa prosa.
García
Mercadal posee un valioso trabajo
que no es sino un auténtico ensayo en el que se adelanta el romanticismo hasta
la época de Rousseau. Muestra un conocimiento del romanticismo que no tenían
otros críticos de la época.
Jorge
Campos publica la edición más
completa que se había editado hasta el momento sobre el Duque. Campos hizo un
trabajo interesante, aunque con erratas a veces importantes (versos excluidos,
puntuación errónea, ortografía, etc.).
Ricardo
Navas Ruíz publica un clásico e
importante libro titulado El romanticismo
español, donde destacó como temas de la poesía de Rivas el amor, el
paisaje, la patria, Córdoba, el destierro, etc. Y también los elementos
fantásticos de las leyendas. Contiene, también, una útil bibliografía.
Juan
Luis Alborg resume las tesis de
Boussagol, Peers y Azorín. Afirma de la existencia en su obra de un
romanticismo anterior al influjo europeo en los años de su emigración.
Lamentablemente, Alborg no gusta de su poesía, aunque afirma que la mejor la
escribe en el destierro. Alborg distingue tres épocas en Rivas: su romanticismo
inicial, el romanticismo completo y el romanticismo triunfante. Se olvida de su
última etapa como diplomático en el exilio napolitano.
El profesor
Flitter ha estudiado con detenimiento y perspicacia la dirección
conservadora del romanticismo español. Destaca su visión sobre el Don Álvaro y sobre El moro expósito.
Posteriormente, destacan la Historia de la literatura española, de García de la Concha, los
tres poemas inéditos que Antoni Lluc atribuye a Rivas, el artículo sobre los Romances históricos de Manuel Ramos y la
Antología Lírica del Duque de Pedro
Ruíz Pérez.
En 2007 M. Torrón publicó su obra Doña blanca de Castilla, tragedia inédita
del Duque de Rivas, Asimismo, este mismo autor, publica en 2009 su
compilación de ensayos El universo
literario del Duque de Rivas.
Dos Grandes clásicos de la obra de Rivas: Peers y Boussagol.
A Peers le debemos dos importantes libros sobre
Rivas. Peers completará estos dos libros con una extensa historia sobre el
romanticismo español en dos volúmenes, que contiene una completa labor de
documentación. Peers afirma que nuestro romanticismo fue breve y ecléctico, sin
embargo nuestro romanticismo fue menos ecléctico y más innovador y
revolucionario de lo que Peers piensa. Este autor incide en la influencia de
Frere en el Duque durante su exilio (a quien le dedica El moro expósito). También afirma que Rivas no gustaba de sus
poemas de juventud, sin embargo, Peers afirma que en estos poemas están
presentes algunas de las características de su madurez.
También afirma que Rivas ejerce una fuerte
influencia en la crítica posterior y, siguiendo a Azorín, entiende que Rivas es
un pintor que escribe poesía. En su estudio, Peers añade una importante
biografía digna de tener en cuenta. Peers considera que la poesía anterior a su
emigración es artificial y que, tanto su vida como su obra cambian con el
exilio, en cuanto a los Romances
históricos, señala que lo que
caracteriza al romanticismo español es su vuelta al pasado y el uso del verso
romance. Destaca el patriotismo y la religión de estos versos. Asimismo, afirma
que Rivas posee cierta debilidad en la construcción de la trama (cosa que no es
cierta).
Boussagol recoge muy ampliamente la biografía de
Rivas, para después relacionarla con su obra. Esto es un acierto de Boussagol,
ya que en el ámbito subjetivo se desenvuelve la creación de los mejores poetas
románticos. Boussagol menciona las fuentes e influencias sobre su obra. Este
autor establece diversas relaciones entre las poesías del Duque. En cuanto a
ideas estéticas, Boussagol señala que Rivas no destaca por ellas y resalta que
el espíritu de Rivas es esencialmente narrativo, resalta también su nacionalismo
literario y su exquisita sensibilidad artística. En su obra, Rivas haría
repeticiones y monotonía. Por ejemplo, los temas del amor y la naturaleza son
un leitmotiv.
En definitiva, Boussagol destaca la multiplicidad
de estilos en cada etapa, con un vocabulario básico y descriptivo, con una
versificación apacible y serena. Pero Boussagol parece admirar a Rivas en la
primera parte de su estudio, para atacarlo en la segunda
Si los comparamos, Boussagol es más profundo y
racionalista, Peers es más racional y descriptivo. En Boussagol lo importante
es el análisis y en Peers la documentación, por lo que ambos textos se
complementan de este modo.
Rivas es un gran poeta, quizás la poesía es lo
mejor de su obra. En ellas, Rivas canta la evocación de un tiempo ido. Su
poesía carece de metáforas y símbolos. Cuenta a la manera de los romances heroicos
y los cantares de gesta pero con una escenografía netamente romántica. Busca
contar una historia en verso, donde se describen escenas llenas de colores,
sonidos y ambientes. Por todo esto, estamos en desacuerdo con la concepción que
tiene Clarín sobre el Duque, pues este, bajo una aparente sencillez de
expresión aborda temas importantes y trascendentes.
Rivas le da una especial importancia al metro
romance, pues va asociado a la defensa de la nación española. Por esto, el
metro romance es un símbolo del patriotismo del Duque. De esta forma, sus
romances son diferentes de los tradicionales y muy lejanos del barroquismo.
En la poesía de Rivas hay un profundo sentimiento
de emoción cósmica, también (y a diferencia de cualquier otro romántico
español) posee un cierto aire del romanticismo inglés (por ejemplo, El paso honroso, donde el tema del amor
aparece opuesto al destino).
Parece ser que la poesía de los comienzos del
Duque influyó en la de Espronceda. Asimismo, el lector puede ya encontrar un
espíritu protorromántico en su romance “Con once heridas mortales”. Rivas era
ya romántico sin saberlo, como lo era también la España de la guerra de 1808.
En los primeros poemas del Duque se suele cantar a
los ojos de la mujer amada, también es muy temprana en él la aparición del tema
del destino (poemas de la guerra de 1808). Otros temas de la poesía de Rivas
son la tormenta romántica, el dolor provocado por el amor (donde hay que
destacar la figura de Olimpia, que parece no ser una invención literaria),
también canta sobre la plenitud del amor conseguido y el sufrimiento del
enamorado. De esto deducimos que Rivas es tempranamente romántico en su amor
idealista y apasionado. En su poesía posterior trata temas como el dolor del
exilio, el paso del tiempo y la brevedad
de la vida, la injusticia de su expulsión cuando había vertido sangre por su
patria (presente en “El desterrado”), el tema del amor romántico, el del
destierro, los conflictos que vivió como militar y como político, el de la
patria desagradecida a la que sin embargo no puede dejar de amar, el tema del
destino es crucial en la obra de Rivas, tanto en su poesía como en su teatro..
Rivas canta al valor de los españoles, muestra cierto encanto en su evocación
andaluza, trata el tema político y muestra su conciencia de decadencia del
país.
Un leitmotiv importante en Rivas es el paso del
tiempo, que le obsesiona desde sus primeros poemas
Rivas gusta de la estética de la nobleza y,
también gusta de describir el temperamento de cada guerrero, admira la valentía
y las virtudes humanas. Así, el romance se convierte en el metro más típico de
la poesía de nuestro autor. Rivas también emplea la epístola, su uso nos
muestra su lado más irónico y humano.
Destaca su netamente romántico poema “Florinda”,
donde se versa sobre los amores de Florinda y Rodrigo. Sobresalen las
descripciones de las batallas. Este poema podría haber influenciado a
Espronceda en su obra El Pelayo y, a su vez, anticipa el mejor arte de Rivas:
lirismo descriptivo, dramatismo de las escenas, el tema épico, el exotismo,
etc.
Otro poema importante es “El faro de Malta” que muestra su romanticismo pleno y
maduro.
En cuanto a la estética, no cabe duda de que el
hecho de que Rivas fuera pintor, ha llevado a la crítica a considerar su obra
como básicamente pictórica. Sin embargo, Rivas es un sembrador de ideas y
sentimientos, con una “estética de la sencillez” admirable. Rivas es menos
religioso y más pagano que Zorrilla (esto queda patente en su poema
“Meditación”)
Con todo esto, vemos que Rivas es una autor
complejo y, por tanto, su obra no merece el silencio que le rodea. Por otro
lado, hay en su obra una gran coherencia, que ofrece un resultado acabado,
redondo. Esto contrasta con el fragmentarismo de Espronceda.
Por último, es conveniente aclarar que no hemos de
pensar en Rivas como un mero pintor de dibujos plásticos. Su poesía se
caracteriza por poseer una gran profundidad, pero de un modo claro y
transparente. Asimismo, es frecuente que editores y críticos de la obra de
Rivas, no hayan reparado en la complejidad sintáctica de la obra de Rivas. Por
otra parte, es importante señalar el hecho de que la obra de Rivas evoluciona a
lo largo de su vida y refleja tanto los modos tempranamente
protorrománticos en su juventud de
soldado hacia el camino hacia otra
literatura irónica, realista, diferente del romanticismo.
Los Romances históricos
Son una verdadera obra maestra, tal vez lo mejor
del Duque. Son textos ligeros, nada molestos, llenos de encanto y de fascinante
poesía, mostrando en sus versos escenas muy plásticas. El estilo del Duque es a
veces recargado en la pintura de trajes
y costumbres, este rasgo ya se encuentra en poemas como “Florinda”. Destaca el
aspecto patriótico, así como el orgullo del pasado histórico español de la
época del imperio. En los Romances históricos aparecen un conjunto de valores
humanos que recorren a todos los personajes: nobleza, valentía, sentido del
honor. Los Romances históricos destacan por sus sugerentes descripciones y por
su modernidad en su concepto del arte. La descripción está muy presente en esta
composición.
De hecho, podemos seguir una línea temática evolutiva
en dichos Romances, que va desde la evocación legendaria de un país, con
retazos patrióticos de la guerra de 1808 en Bailén, hasta los dos preciosos
romances finales, verdaderamente líricos y dramáticos, llenos de hermosa y
trágica poesía.
Lo característico del prólogo es que en él, Rivas
defiende el metro tradicional que enlazaba con el sentir y el vivir del pueblo.
También expresa su concepto de poesía: sencilla, sin artificio, fruto de la
emoción. Está en contra de las reglas: destaca la poesía sencilla y no pomposa.
El prólogo (con todos sus defectos) destaca por rescatar el metro romance, así
como su sentido histórico frente a quienes
lo habían considerado propio de gente inculta o propio versada.
Una
antigualla de Sevilla se inicia
con la misteriosa muerte nocturna de un hombre en la calle, presenciada por una
testigo. El rey don Pedro pide que se encuentre al asesino y se tortura a esta
testigo, quien al final decide confesar que el asesino fue el propio rey, y
este le perdona la vida. Representa la crueldad y la injusticia del rey Don
Pedro.
El
alcázar de Sevilla: muestra el
amor de Rivas por Sevilla. Se retrata al rey cruel que manda matar a su
hermano, quien acaba de conquistar al rey de Aragón.
El
fracticidio: presenta a don Pedro
vencido. Es una muestra de la perfecta estructura que caracteriza la obra de
Rivas. Los franceses apoyan a su hermano Enrique. Aparece el sueño del rey
perseguido por los fantasmas de los que mató. Enrique y Don Pedro pelean. Esta
composición se caracteriza por tratar el tema de la caducidad del control
político.
Recuerdos
de un grande hombre: Aquí se
muestra en contra de la plebe y la revolución. Es la historia de un luchador y
un soñador (aparece el leitmotiv del destino). En este romance se relata la historia
de Colón buscando en la corte de Isabel y Fernando fondos económicos para su
aventura, el descubrimiento de América. Se indica que Venecia y Lisboa le
habían negado su apoyo y que todos le tenían por un soñador alocado. Se recoge
la pobreza de colón y cómo los muchachos le perseguían por las calles
llamándole loco. Relata los seis años de la lucha de Colón en la corte
española. El romance finaliza con el descubrimiento de América, justo en el
momento en que se amotinaba la tripulación del barco. Lo característico de este
romance son sus descripciones (batallas, torneos, paisajes…). Hay también una
lección moral de ética humana laicista.
La
buenaventura: Relata la historia
de Hernando, un joven pobre enamorado de Elvira. El comendador rico es el
preferido del padre de la dama y Hernando lo mata en duelo, debiendo huir a las
indias. Se caracteriza por sus vivas descripciones de Sevilla. Finalmente
descubrimos de Hernando es nada menos que Hernán Cortés.
Nota: El tema de la relación
entre caballeros de Carlos V y Francisco I aparece en “Amor, honor y valor”, en “La muerte de un caballero”, “Un
castellano leal” y “La victoria de Pavía”.
La
victoria de Pavía: En este poema
recrea los nombres de los caballeros que intervienen en la batalla. Admira la
valentía de los tercios españoles. También repasa los personajes secundarios de
la batalla.
Un
castellano leal: El conde de
Benavente se ve obligado a alojar a Francisco I en su casa, y la quema después.
En él Rivas describe los trajes de los personajes.
Una
noche de Madrid: recrea la corte
de Felipe II, quien corteja a la princesa, también lo hacen dos personas más
(una de ellas, su secretario). El rey manda matarlos y su secretario huye. Aquí
se nos muestra a Felipe II como modelo de tirano absolutista.
El conde
de Villamediana: en este romance
se muestra una bella descripción de un caballo.
El romance versa sobre la corte de Felipe IV, donde triunfa la gallardía
de Villamediana, que ama a la reina. El rey lo manda matar por celos.
El
cuento de un veterano: Fechado en
Gibraltar. Aporta una visión laicista y no clerical de la iglesia. Es un texto
muy hermoso y romántico, fascinante por su misterio. En Italia, una monja es
seducida por Juan Enríquez de Lara, quien es envenenado por ella. La monja
estaba vengando a una hermana, que el capitán sedujo y olvidó. Es quizás la
historia más larga, trabajada, original e importante. En este romance se ve una
visión desmitificada del personaje donjuanesco y contiene elementos que parecen
presagiar el cine negro del siglo siguiente y las películas de Hitchcock.
(Quizás el romance más importante de esta serie). El texto se publica sobre la
misma época que El estudiante de
Salamanca, sin embargo, no se sabe cuál es anterior, pero existen varias
similitudes entre ambas obras. El texto de Espronceda tiene más intensidad
dramática y el de Rivas posee más
encanto y misterio. Cada uno con su genialidad y personalidad propia.
Bailén: recrea la batalla ganada por los españoles a los
franceses en la guerra de 1808. Así, se ve esta guerra de una manera romántica,
donde el pueblo se revela contra el ejército más fuerte del mundo, al que
vencieron con singular valentía.
Podemos ver que Rivas hace un repaso casi
evolutivo de la historia de España, empezando desde sus orígenes medievales con
la crueldad de don Pedro y terminando en la batalla de Bailén. En todos estos
poemas, Rivas nos muestra bellas e interesantes descripciones y emociona con
sus más trabajados temas: el del destino, el amor y su peculiar patriotismo.
Las leyendas:
Zorrilla le dedicó a Rivas
la leyenda La azucena silvestre en 1845, y Rivas le correspondió con La azucena milagrosa (Nápoles, 1847),
que se publicó en La España en 1851.
La azucena milagrosa es un texto de serena belleza. Es una obra
maestra, seguramente la mejor de las Leyendas.
Relata la historia de Nuño Garcerán, casado felizmente con Blanca de Agramunt en León, pero tiene que partir
a Granada a luchar, dejando a su amada con su amigo Rodrigo. Al regresar,
Rodrigo le dice que doña Blanca le es infiel, y Nuño contempla a un joven que
la besa, por lo que la mata. Sin
embargo, luego comprueba que el muchacho era su hermano y que todo lo ideó
Rodrigo por despecho ante la imposibilidad de conquistar a doña Blanca. El tema
es muy querido a nuestro autor: la contraposición entre el amor y el destino
como fuerzas opuestas que pueden destruir al personaje. El Duque mantiene el
mundo lírico propio del romanticismo en estas leyendas tardías. Así al final de la primera parte encontramos
la romántica imagen adorada de la mujer... visión casi fantasmal y fantástica.
La segunda parte se
inicia con un elogio de Rivas narrador. Hay unos curiosos paréntesis
ideológicos en los que se pregunta por qué España no acude en defensa de sus
colonias americanas. Luego retoma el tema de los romances históricos: Hernán
Cortés que salió de Sevilla. Vemos así una gran coherencia estructural en la
obra de Rivas, pues aquí se conecta con los romances. Hay en esta leyenda una
gran riqueza al principio de la segunda parte, pero el Duque se nos muestra más
medido, más intenso, moderno y barroco. Rivas hace un canto de soldado a la
aventura americana, pero con sano orgullo. Hay una escena fantástica en la que
a don Nuño le hablaba la calavera de Rodrigo, que confiesa su maldad de hace
treinta y tres años, y le cuenta que fue muerto en duelo por don García, el
hermano de doña Blanca. Y aquí está el tema fantasmagórico, al final de la
segunda parte, tan querido por los románticos. La voz de ultratumba. Nuño se
confiesa con un monje que resulta ser don García, y que le insta a sufrir penitencia hasta que
una flor le indique que es perdonado. Tras años de penitencia ve una cierva
blanca que le guía hasta la capilla en la que se encuentra la tumba de Blanca,
quien le pide que se una a ella. Aparece una hermosa azucena que le indica que
ha sido perdonado. Así, a través de una perfecta armonía, se da una estructura
de temas que remiten unos a otros como partes de un mismo universo.
Hace Rivas gala en esta
primera leyenda de una gran maestría en los cambios de metro. Esta obra posee
un aire fascinante, magnético y misterioso. Y se observan posibles huellas de
algunos versos de Espronceda. Aunque las diferencias entre ellos se mantienen,
sobre todo en el trato del tema religioso. En fin, La azucena milagrosa es una obra de la mejor y espléndida madurez
del Duque, de un hermoso romanticismo pleno, con escenas impactantes y
bellísimas, que nos ofrece una hermosa historia de amor con el contrapunto
espiritual de la religión.
Maldonado es otra obra de su madurez, leyenda datada en
Madrid en 1852. Se inicia con una soberbia descripción de la naturaleza en el
mar. El almirante Pérez de Aldana peregrina a Montserrat para dar gracias a la
Virgen que le ha salvado de morir en una tormenta en el mar. Un arrogante
caballero francés, el Duque de Normandía, se empina sin respeto sobre su
camilla y ambos se retan en duelo. Hay un diálogo de estilo dramático entre
distintos personajes y un corrillo en una taberna que demuestran la gran
expectación que se está creando entorno al duelo en París, al que todo el mudo
asistirá. En el duelo vence el español, y el rey de Francia, para salvar a su
súbdito, le hace una promesa a Aldana, pero no la cumple, de modo que este le
arrebata el cetro (y con ello el honor) al rey, que tiene que consentir la
ofensa. Aldana se lo devuelve y, por el comentario de los franceses ante el
hecho ("c'est mal donné"), se le conoce como Maldonado.
En la parte quinta,
ubicada en la taberna, se toma de manera diferente el ambiente de germanía,
desde una perspectiva burlesca. Lo que Rivas refleja aquí es la visión
fantástica del pueblo acerca de un duelo, que se convierte en asunto patriótico
de competitividad entre España y Francia.
Esta parte también muestra la herencia del Quijote y sus ventas, así como de los esperpentos valleinclanescos.
La parte sexta contiene
una impresionante descripción de la multitud, que nos muestra el gran arte del
poeta para reflejar el movimiento de las escenas con una singular plasticidad,
patente también en el duelo. Destaca la descripción de ropas y detalles de
caballeros en el torneo. También se observa influencia de las novelas de Walter
Scott.
Maldonado es así ejemplo del arte narrativo y descriptivo del Duque. La descripción
de ambientes y personajes se adelanta al arte de la novela realista de la
segunda mitad de siglo, pero utilizando el verso.
El aniversario, basada en una antigua crónica de Badajoz, se
escribe en Madrid en 1854. Es también un magnífico relato, con descripciones de
gentes y ambientes insertos en una hermosa atmósfera de misterio, que se filtra
entre versos, y nos evoca un mundo fantástico de poderosa capacidad de
sugerencia.
Se ubica en Badajoz.
Cuenta la pugna entre los linajes de los portugaleses y los extremeños
bejaranos, solo calmada por la intervención del rey Sancho el Bravo. Se relatan
los juegos populares como el toro. Hay una descripción de bailes y fiestas muy
hermosa, en medio de un mágico ambiente nocturnal. Como en Romeo y Julieta, doña Leonor es una joven enamorada de un muchacho
de la familia enemiga. Pero la familia de la joven la tiene destinada a otro
pretendiente de los propios bejaranos. Los portugaleses raptan a la muchacha y
matan al pretendiente, lo que desencadena una guerra y venganza. El día del
aniversario de la conquista de la ciudad a los árabes por Alfonso VII, solo el
sacerdote y un sacristán se encuentran en la catedral, pues los vecinos están
empeñados en dicha guerra de familias. Entonces una turba de esqueletos de otro
siglo acuden en fantástica multitud a la misa de aniversario que han olvidado
los pacenses por sus rencillas. El sacerdote muere de la impresión.
El aniversario contiene una descripción de ambiente popular muy viva, aunque luego hace
gala de antipopulismo. Gusta describir el lujo del ambiente aristocrático, pero
al mismo tiempo disfruta de la vitalidad del pueblo, del que desconfía por su
sentir antirrevolucionario. En esta breve e intensa leyenda el Duque parece
querer despedirse de la literatura, recuperando los gustos y el estilo del arte
de su juventud. Pero el desenlace deriva hacia un tema fantasmal, peculiarmente
romántico, que incide directamente en las posteriores —y cercanas— Leyendas
de Bécquer.
Resumen personal de algunos aspectos de: DIEGO
MARTÍNEZ TORRÓN, EDICIÓN, ESTUDIO PRELIMINAR Y NOTAS DE LAS POESÍAS COMPLETAS.
ÁNGEL SAAVEDRA, DUQUE DE RIVAS, Sevilla, Alfar, 2012, 626 págs.
Lectura recomendada. Puede adquirirlo en Casadellibro
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