La obra en la trayectoria de Valle-Inclán.

La obra teatral
Los cuernos de don Friolera fue escrita en la revista
La pluma entre
abril y agosto de 1921, en un contexto de revueltas sociales y una crisis sociopolítica.
En la trayectoria de Valle-Inclán, esta obra se publica en un momento en que el
autor había dejado a un lado el modernismo elegante y nostálgico para escribir
una literatura de hondo contenido crítico
basada en la distorsión de la realidad.
Los
cuernos de don Friolera es una de las primeras obras teatrales
esperpénticas en Valle-Inclán. Aunque sus dos trilogías
Comedias bárbaras y
Las
guerras carlistas poseen rasgos característicos del esperpento y la obra
Divinas palabras (1919) posee un
estética muy cercana a este nuevo género, su primera obra netamente
esperpéntica es
Luces de bohemia,
publicada en 1920. Asimismo, publica otras obras a las que él mismo califica de
esperpentos:
Los cuernos de don Friolera
(1921),
Las galas del difunto (1926)
y
La hija del capitán (1927). Obras
que, en 1930, serán englobadas bajo el título
Martes de carnaval.
Por otra parte, el autor también
escribe novelas esperpénticas; Tirano
Banderas (1926) y la trilogía El
ruedo ibérico (1927-1932); y poesía: La
pipa de Kif (1919)
Estas obras, pertenecientes al
esperpento, denuncian la sociedad dominada por lo absurdo y deforme, que dará
lugar a la animalización de los personajes, al empleo de contrastes, a la
deformación del lenguaje y de los personajes, etc.
Por lo tanto, esta obra teatral ya
no presenta la estilización, la visión nostálgica, el lirismo y el locus
amoenus de sus cuatro Sonatas, sino
un estilo deformado donde se recargan los rasgos grotescos y absurdos de la
realidad.
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