Estos tres subgéneros poseen una característica común: el amor idealizado. Se trata de forma muy similar pero con diferentes matizaciones. En la novela morisca –al igual que en la de caballerías- la concepción del amor está unida al honor, el amor es la “fuerza motivadora del héroe”; en la novela pastoril este es el tema principal, pero, generalmente se trata como un amor no correspondido que provoca sufrimiento en el pastor.
El moro y el caballero poseen muchas características en común: honor, valor, generosidad, virtud caballeresca, dignidad. Asimismo, hay pasajes en la novela morisca que nos recuerdan a la novela de caballerías (duelo entre Narváez y Abindarráez-encuentros de Amadís). El personaje del moro parece la superación del caballero por presentar un equilibrio entre armas y amor.
El pastor –frente a los valores del caballero y el moro- es un personaje culto y refinado que se dedica a reflexionar sobre la verdadera naturaleza del amor.
Tanto el moro como el pastor y el caballero son personajes planos
PASTORIL: estructura armónica, ritmo lento del relato, atemporalidad, personajes planos (al igual que en los libros de caballerías y la novela morisca)
Caballerías: Fidelidad y castidad, libros de larga extensión, predominio de lo maravilloso y mágico (mezcla de sucesos fantásticos con reales) valentía, madurez, fortaleza, prosa elaborada.
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